La aventura de vivir !

"Caminante no hay camino, se hace camino al andar " Machado

viernes, 26 de octubre de 2012

Paramo, mezcla de calma y adrenalina


Nunca imagine poder bajar una roca con agua de más de 60 metros de altura, ayudada no más que por mis piernas, pero sin duda algo que cautiva y llena de vitalidad, así como el solo hecho de contemplarlas desde lejos, es decir una cascada de agua natural de en total 180 metros que viene de la quebrada La Chorrera que entrega sus cristalinas agua al rio Fonce. Todo esto es posible en un encantador pueblo lleno de magia y atracciones para todos los gustos.

En Paramo este pequeño pueblo santandereano, a 40 minutos de San Gil se encuentran las famosas cascadas de Juan Curí por donde se realizan caminatas de aproximadamente 20 minutos por una zona llena de magia entre la naturaleza hasta llegar a la parte superior, desde donde se puede descender o simplemente disfrutar de un baño encantador del pozo natural formado de la misma cascada, también se les brinda la posibilidad de bajar por ellas amarradas a un arnés y con ayudad de su cuerpo, un deporte llamado Torrentismo que cada vez coge mas auge entre sus visitantes y que brinda también la seguridad necesaria para seguirlo haciendo.




















Llegar hasta allí es poder contemplar la grandeza y superioridad de la naturaleza. Es en esos momentos cuando uno entiende la magia de la vida. Es una experiencia encantadora y con adrenalina suficiente para llenar el alma de emociones.

Al tomar de nuevo carretera  y en medio de un paisaje motivador, se llega al pueblo como tal, famoso por ser uno de los mas religiosos donde sus calles y sus habitantes, envuelven todo tipo de secretos. Los arboles con musgos enormes y cargados de colores, llenan el parque central de felicidad y sus peregrinaciones temporales hacia el Santuario de Nuestra Señora de la Salud, llenan de vida al Paramo.





Otra de las visitas curiosas que uno puede encontrar en el Paramo, Santander, es un restaurante arriba del parque central que se llama, La Rancha, que como lo dice su refrán muy al estilo santandereano, “Si su barriga no es ancha, venga a tragar a la Rancha; Si su paladar no goza, le toca lavar la loza”.
Es una casa, reformada con todo tipo de antigüedades que decoran cada rincón de esta casa, todo creado por su creadora, propietaria y persona quien cocina y atiende. Es increíble ver todo lo que esta señora ha logrado conseguir y la manera como ha decorado su casa en la que como buena santandereana atiende de la mejor manera.






Una de las visitas obligadas que hay que hacer es en la Quebrada donde se dice que apareció la Virgen de la Salud. Sus habitantes cuentan la historia, esa historia que los llena de orgullo por tener agua bendita de la quebrada que pasa por el pueblo. A la entrada de esta se suele encontrar vendedores de tarritos con forma de la virgen para recoger el agua, y también placas con las diferentes peticiones hechas a la Virgen que según dicen sus habitantes ha hecho ya varios milagros, colgadas de arboles y altares alrededor.









Atractivos que ofrece este hermoso pueblo para todos los gustos, definitivamente Paramo, Santander, un pueblo digno de visitar.


martes, 16 de octubre de 2012

Pinchote y sus niños felices



Después de haber visto un camino lleno de arboles cargados con musgo que se robaban toda mi atención, y un paisaje encantandor por donde quiera que uno mire, se llega a un hermoso , pequeño y mágico pueblo llamado, Pinchote.

Pinchote es un pueblo de encantos , yo por lo menos me enamoré de esos niños que llenan el parque con sus sonrisas, queriendo helado todo el tiempo para apaciguar el calor. Niños felices corriendo en un pueblo que desconoce los peligros, porque es pura calma, pura tranquilidad de la buena que se puede sentir en cada paso que uno da, entre cada piedra de sus calles coloniales.

Es tan mágico que de repente, me vi envuelta en medio de un montón de niños que querían jugar con esta bumanguesa que es la extranjera por esas tierras hermosas de valientes. Niños que reflejan esa valentía del santandereano y que con sus hermosas caras rosaditas y llenas de vida, me hicieron sentirme más viva que nunca.

Su parque centrado, también le da reconocimiento a esa gran mujer santandereana llamada Antonia Santos, con un monumento en medio de dos banderas que simbolizan el empuje santandereano.

Pinchote es un pueblo encantador, acogedor por lo pequeño y cómodo para movilizarse. Mágico por sus niños que adornan el parque central con sus sonrisas, demostrando que tienen una vida llena de sueños y de felicidad. Lleno de esa música espectacular que la hacen los pajaritos y que solo se puede apreciar en su totalidad en un lugar en donde la plenitud se huela y huela a serenidad, y nada mejor para encontrar eso que Pinchote.



















En Pinchote se encuentra también una Hacienda ubicada hacia sus afueras llamada, Hacienda Santa Barbara. Llena de contrastes en colores por su bella y extensa vegetación y tranquilidad. Es un sitio perfecto para dormir, con las comodidades que quiere uno encontrar , rodeado entre la vegetación perfecta.

Los famosos chorizos del Valle de San José


Cientos de veces había escuchado hablar de unos famosos chorizos en Santander, hechos con guarapo, que es panela producida por la caña de azúcar, fermentada. Había escuchado que existía un pequeño y encantador pueblo en donde se conseguían, por lo cual decidí emprender esa maravillosa aventura de 124 Km, que me cautivo para ir en busca de ellos.

Un camino hermoso, con árboles y montañas de todos los colores que son difíciles de imaginar acompañan la mirada mientras se adentra en este hermoso pueblo. Campesinos con sus caras que me enamoran por demostrar alegría por la vida me cautivan por toda la carretera y el iniciar a divisar la cultura rural de un pueblo santandereano lo hace aun más agradable. Ver su gente por el camino arriando mulas y caballos y saludando a todo aquel que pasa en un carro, me llenan de energía.

Ya entrando a la primera calle del pueblo, su tranquilidad se siente en cada paso en donde se puede escuchar también el sonar de los arboles con la brisa y sus pajaritos anunciado la llegada de algún “extranjero” al pueblo. Los abuelitos del pueblo disfrutando del sol que pasa por entre cada rama del parque Central, y relajando su vista con las palomas del lugar y la iglesia frente a ellos, hacen del Valle de San José un pueblo encantador y relajante.

No hizo falta preguntar por aquellos chorizos que venía buscando, pues una vez a la entrada del pueblo se pueden ver los primeros locales  donde se pueden encontrar estos. Con una tradición de años que los han convertido en algo muy digno de ofrecer y el porqué de que sean tan famosos, uno de sus locales en la parte de abajo del parque central, y el mas antiguo se llama Chorizos Doña Eustaquia. Y es que estos chorizos no son cualquier chorizos, tiene su arte y esencia para ser preparados, que solo ellos los hacen que queden tan buenos para el paladar, como el tiempo de preparación para tenerlos listos para  todo aquel que quiera visitar el Valle de San José.

Son lo que hace famoso el pueblo y con cada vez mas auge, son chorizos en guarapo. La amabilidad con la que uno es atendido, lo hace disfrutar de un día encantador, donde se puede relajar mente y cuerpo, con un pueblo que brinda todo esto para el visitante, acompañado de un muy buen plato de chorizos en guarapo.